Todas las personas grandes han sido niños alguna vez...
Desde hace mucho tiempo, El Principito ha sido mi libro favorito por muchos motivos. Uno de ellos es que siempre que lo leo me cautiva de maneras distintas, como si el libro tuviera vida propia y me conociera tan bien que despierta dentro de mí todo aquello que ni yo mismo sé explicarme. Por último mencionaré al Principito como tal, pero quiero empezar diciendo que desde que tengo un Principito en casa, el libro trascendió exponencialmente su valor para mí. Ahora lo entiendo todavía menos, pero lo amo más. El principito ha sido mi compañero durante la niñez, la adolescencia, la juventud y ahora la vida adulta (y todo lo que eso conlleva). Además, ha sido seguramente de mis mejores maestros de Filosofía en la vida, porque me enseña cómo vivir, cómo afrontar el mundo y sobre todo con qué principios fundar mis convicciones para alcanzar una verdadera trascendencia. De este modo, he decidido hacer una breve semblanza de lo que considero debería entenderse como una aproximación fi