Títulos vemos... profesionalismo no sabemos...

En las pasadas semanas se ha popularizado en gran medida la poca credibilidad de la tesis doctoral del señor Manuel Baldizón, a raíz del plagio evidenciado en su última publicación literaria.
A raíz de este hecho, también ha surgido la pregunta por la autenticidad de los títulos profesionales de las personas más influyentes en la política actual, tales como Alejandro Sinibaldi y la compañera de Otto Pérez Leal entre otros.
Alguien cercano dijo: "A este paso, solo a Miguel Ángel Asturias le van a aceptar su tesis...". Y no deja de tener razón. Sin embargo quisiera dirigir mi mirada más que hacia la validez o no de los títulos de las personas, a la credibilidad de las personas que actualmente nos gobiernan.
No es posible que admitamos que una persona que aspira a un puesto público no tenga la integridad mínima para ser considerada una persona genuina y seria en quien poder depositar la confianza y el poder.
Creo que más que la falsificación de documentos, nuestro interés debería orientarse hacia la necesidad general de construirnos como personas íntegras. Es necesario que luchemos por ser personas con credibilidad y confiabilidad. No hay mejor líder que aquel en quien todos pueden depositar su confianza y caminar hacia el futuro.
Hubo una época en la que la palabra de una persona tenía más valor, más peso y más validez que cualquier papel firmado y legalizado. Es necesario que volvamos a esa época en la que la moral se constituía como un código de comportamiento social y personal que buscaba por sobre todo la excelencia personal y colectiva.
Sin embargo esta problemática no puede ser sólo atribuida a la clase política. Hoy en día las grandes mayorías las constituyen personas para quienes el crecimiento económico y de "status" social es su mayor aspiración.

"Decide ser la persona que quieres ver a tu alrededor"

Hasta que no descubramos esta realidad no podremos ver el país y la sociedad que soñamos. Debemos entender que la sociedad que tenemos es producto de nuestras propias elecciones. Debemos tratar de ser el ciudadano y la ciudadana que queremos ver a nuestro alrededor.

Llegará el día en que existan personas intachables, confiables, profesionales no solo de títulos sino de acciones y actitud, constructores y soñadores de nuevas sociedades. Esos serán los días en que nuestra Guatemala será una nueva nación.